Aunque somos una empresa internacional, en nuestro día a día laboral y en el trato de unos con otros se sigue percibiendo un elemento familiar. Esto incluye asumir responsabilidades y ejercer la actividad como si Lenze fuera la empresa propia. Esto es justamente lo que afirman los principios de la empresa, que se formularon para Lenze en la década de 1990 bajo la dirección del Dr. Rolf Herbert y que todavía hoy perduran:
«Necesitamos más que nunca empleados que piensen más allá de sus propias tareas, hombres y mujeres que desarrollen una iniciativa propia y que apoyen los objetivos de la empresa conociendo su contexto. Solo así podremos garantizar y seguir consolidando nuestra competitividad a largo plazo».
Nuestro entorno es dinámico y global. Al mismo tiempo, nuestros empleados tienen una antigüedad media de 20 años en Lenze. Con muchos de nuestros compañeros hemos podido celebrar incluso su 40 o 50 aniversario. Esto también es sinónimo de una cultura empresarial intacta con empleados satisfechos que siguen creciendo y aprendiendo, y todo en la misma empresa a lo largo de muchos años.
El trabajo en Lenze es internacional. Por eso nos encanta que cada vez más empleados internacionales encuentren su carrera profesional en la familia Lenze y que enriquezcan nuestra empresa con su bagaje de experiencia. Y es que, a fin de cuentas, es la mezcla de empleados antiguos y nuevas incorporaciones de todo el mundo lo que caracteriza el ambiente en Lenze y convierte nuestra empresa en un empleador estimado para las personas que quieren construir algo.